Los coronavirus son virus de RNA de gran tamaño con envoltura. Los
coronavirus humanos producen resfriados comunes y se les ha atribuido
participación en la gastroenteritis de lactantes. Un coronavirus nuevo se identifica como la causa de un brote epidémico mundial de
un síndrome respiratorio
agudo grave.
Los coronavirus son partículas de 120 a 160 nm, con envoltura que
contienen un genoma no segmentado de RNA monocatenario de polaridad positiva
(27 a 32 kb), el genoma más grande entre los virus de ácido ribonucleico. Los
genomas son poliadenilados en el extremo 3′. El RNA genómico aislado es
infeccioso.
La nucleocápside helicoidal tiene un diámetro de 9 a 11 nanómetros. En
la superficie externa de la envoltura hay proyecciones ampliamente espaciadas
de forma de palo de golf o de pétalo de 20 nm de longitud, sugestivas de una
corona solar.
Los Coronaviridae son una de dos familias, junto con los Asteriviridae,
del orden Nidovirales. Las características que se utilizan para clasificar
a los Coronaviridae son la
morfología de la partícula, la
estrategia de replicación de RNA singular, la organización del genoma y la
homología de secuencia del nucleótido. Los virus también pueden clasificarse en
los mismos grupos basándose en el análisis de secuencia del genoma.
Puesto que los coronavirus humanos no se multiplican bien en cultivo
celular, los detalles de la replicación viral se han descubierto en estudios
con virus de la hepatitis del ratón, que está íntimamente relacionado con
la cepa humana.
El ciclo de replicación ocurre en el citoplasma de
las células.
El virus se adhiere a los
receptores en las dianas células.
El receptor para el coronavirus humano 229E es una aminopeptidasa N en
tanto que un receptor funcional para el virus del SARS es la enzima convertidora de angiotensina.
2. Múltiples isomorfas de la
familia de las glicoproteínas
relacionadas con el antígeno carcinoembrionario sirven de receptores para el
coronavirus del ratón. La partícula es luego
interiorizada, probablemente mediante
endocitosis con absorción. La
glucoproteínas puede causar fusión de la envoltura viral con la membrana
celular.
Los coronavirus muestran una gran frecuencia de mutación durante cada
ronda de replicación, lo que
comprende la generación de una alta frecuencia de mutaciones por deleción. Los
coronavirus experimentan una
recombinación muy frecuente
durante la replicación; esto es infrecuente para un virus de RNA con un genoma
no segmentado y puede contribuir a la
evolución de nuevas cepas de virus.
Los coronavirus tienden
a ser muy específicos de especies. Es poco lo que se sabe sobre la
patogenia de las infecciones por coronavirus en el ser humano. La mayor parte
de los coronavirus y animales conocidos muestran un tropismo para las células
epiteliales del sistema respiratorio o del
tubo digestivo. Las infecciones por coronavirus en el ser humano suelen
mantenerse limitadas a las vías respiratorias altas.
El virus también se puede detectar en otros órganos como riñón, hígado e
intestino delgado, lo mismo que en las heces. El virus del SARS probablemente
se originó en un hospedador no humano, muy posiblemente murciélagos, se
amplificó en civetas de palmera y se transmitió al ser humano en los mercados de hígado animal. Los
murciélagos de herradura chinos son reservorios naturales de coronavirus
similares al del SARS. En regiones rurales del sur de China, donde comenzó el
brote epidémico, las personas, los cerdos y las aves domésticas viven juntos y hay un uso generalizado de especies
silvestres para alimentación y medicina tradicional (condiciones que favorecen
el surgimiento de nuevas cepas virales)
Los coronavirus humanos producen “resfriados comunes”, por lo general
afebriles, en los adultos. Los síntomas son similares a los producidos por
rinovirus, caracterizados por secreción nasal y ataque al estado general. El
periodo de incubación es de dos a cinco días y
los síntomas suelen persistir durante una semana aproximadamente. Raras veces resultan
afectadas las vías respiratorias bajas, aunque la neumonía en reclutas se ha
atribuido a infección por coronavirus.
El coronavirus del SARS produce enfermedad respiratoria grave. El
periodo de incubación promedia los seis días. Los primeros síntomas frecuentes
son fiebres, ataque al estado general, escalofríos, cefaleas somnolencia, tos y
faringitis, seguida algunos días después de disnea.
Al igual que con otros virus respiratorios, sobreviene
inmunidad pero no es absoluta. La
inmunidad contra el
antígeno de proyección de la superficie probablemente es muy importante para la protección. La resistencia a
la reinfección puede durar varios
años, pero son frecuentes las
reinfecciones por cepas similares.
A.
Detección de antígeno y ácido nucleico
Los antígenos de coronavirus presentes en las células de secreciones respiratorias pueden detectarse
utilizando la prueba de ELISA si se
dispone de un antisuero de gran calidad. Se pueden detectar coronavirus
entéricos mediante el examen de muestras de heces en el microscopio electrónico.
B. Aislamiento e identificación del virus
El aislamiento de los
coronavirus humanos en cultivo
celular ha sido difícil. Sin embargo, el virus del SARS se aisló de
muestras de la bucofaríngea utilizando células renales de mono.
C. Diagnóstico
serológico
Dada la dificultad del aislamiento del virus,
el diagnóstico serológico
utilizando sueros en etapa aguda y convaleciente es el medio práctico de
confirmar las infecciones por coronavirus. Se pueden utilizar ELISA y pruebas
de hemaglutinación. utilizando una prueba de hemaglutinación pasiva en la cual
los eritrocitos cubiertos con antígeno de coronavirus son aglutinados por
sueros que contienen anticuerpo.
Los coronavirus tienen una distribución mundial. Son una causa
importante de enfermedad respiratoria
en los adultos durante algunos meses de invierno cuando es alta la
frecuencia de resfriados comunes, pero es infrecuente el aislamiento de
rinovirus u otros virus
respiratorios. Tienden a relacionarse
con brotes epidémicos bien
definidos.
Los anticuerpos para los coronavirus respiratorios aparecen en la
infancia, aumenta su prevalencia con la edad y se encuentran en más de 90% de
los adultos. Al parecer la reinfección con síntomas puede presentarse tras un
periodo de un año.
Los coronavirus suelen
relacionarse con enfermedades respiratorias agudas en los ancianos,
junto con los rinovirus,el
virus de influenza y el virus sincitial
respiratorio. Se estima que
la frecuencia de infección por coronavirus es de casi la mitad
que la originada por rinovirus y es equivalente a la de estos dos últimos
virus. Se ha demostrado que el coronavirus que produce SARS puede transmitirse
en el aire en un contexto clínico, lo que indica que podría ocurrir la
transmisión a través del aire. Asimismo,
se ha observado la contaminación por el virus del SARS de
superficies tocadas con frecuencia, como lacama (fómites).
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