Hepatitis D
La hepatitis D es una enfermedad hepática causada por el virus VHD (virus de la hepatitis Delta) y está considerada como una de las formas más graves de hepatitis viral en humanos.
La hepatitis D es una enfermedad
con un importante impacto en la salud global, que puede afectar a
aproximadamente entre 15 y 20 millones de personas en el mundo. La
prevalencia de VHD varía entre las distintas partes del mundo.
Globalmente, la infección por VHD está presente en aproximadamente el
4,3% o 5,7% de los portadores de hepatitis B crónica. La prevalencia de
VHD en pacientes infectados por VHB crónica es aún mayor en determinadas
regiones, incluyendo determinadas partes de Mongolia, China, Rusia,
Asia Central, Pakistán, Turquía, África y Sudamérica, con una
prevalencia del VHD del 60% en pacientes infectados por VHB
en Mongolia y Pakistán.
Se define como hepatitis crónica delta
la persistencia de niveles elevados de transaminasas durante más de
seis meses acompañados de marcadores en sangre de infección por el VHD,
lesiones compatibles en la biopsia hepática o ambos. Es la causa menos
frecuente de hepatitis crónica de causa vírica, aunque en el mundo
existen 15 millones de personas infectadas por el VHD.
El VHD es un pequeño virus “satélite”
que para realizar su ciclo de replicación necesita de la presencia del
virus de la hepatitis B (VHB).La infección por VHD puede producirse en
un paciente que ya era portador crónico del VHB, situación que se
denomina sobreinfección, o bien de forma simultánea con el VHB,
produciéndose en estos casos una coinfección. En las dos situaciones la
evolución clínica es diferente: los pacientes coinfectados con VHB/VHD
suelen evolucionar a la curación; sin embargo, los casos de
sobreinfección casi siempre evolucionan a la cronicidad y en ocasiones
pueden producir cuadros graves de fallo hepático o el empeoramiento
significativo de la hepatitis B crónica que ya tenía previamente el
paciente. Sólo excepcionalmente la sobreinfección por el VHD puede
producir la eliminación del VHB.
La hepatitis delta se transmite de forma muy similar a la hepatitis B
Se transmite por vía sanguínea
con el pinchazo con jeringas que han sido utilizadas por personas
infectadas (tatuajes, acupuntura, consumo de drogas …), por el hecho de
compartir objetos de higiene personal como cepillos de dientes,
maquinillas de afeitar, o en transfusiones sanguíneas,lo cual
actualmente es imposible ya que los hemoderivados están controlados. La
transmisión por vía sexual es mucho menos frecuente, al igual que la
transmisión perinatal(madre a hijo), pero pueden darse. Por lo tanto,
los pacientes con más riesgo de contraer la hepatitis delta son los
usuarios de drogas intravenosas y los politransfundidos como es el caso
de los pacientes con hemofilia. En los últimos años se ha observado una
disminución de los casos de hepatitis delta debido a los controles
rigurosos de los hemoderivados que se transfunden, al descenso del
número de adictos a drogas intravenosas y en general a la mejoría de las
condiciones higiénico-sanitarias.
Síntomas y diagnóstico
La hepatitis aguda (en
la coinfección VHB-VHD) aparece tras un periodo de incubación de entre
30 y 180 días. El paciente puede presentar cansancio, pérdida de
apetito, fiebre (no más de 38 ºC habitualmente), dolor de cabeza y en
ocasiones náuseas, vómitos e ictericia (pigmentación amarilla de la piel
y las mucosas). En otras ocasiones la infección aguda puede pasar
desapercibida porque el paciente apenas presenta ningún síntoma. En los
análisis destaca el aumento de la cifra de transaminasas y es frecuente
que existan dos picos de elevación separados habitualmente por el
periodo de un mes.
Como ya se comentó anteriormente, la
mayor parte de estos pacientes evolucionan a la curación. En el caso de
la sobreinfección puede presentarse clínicamente como una hepatitis
aguda con los síntomas ya descritos, o como un agravamiento de la
enfermedad hepática preexistente. En estos casos el paciente suele
evolucionar hacia la cronicidad. La situación más grave es el desarrollo
de fallo hepático (generalmente ocurre en casos de sobreinfección). El
paciente puede presentar alteraciones importantes del nivel de
conciencia, ictericia, ascitis (acumulación de líquido en la cavidad
abdominal), edemas y complicaciones infecciosas. Estos síntomas son
consecuencia del deterioro importante de las funciones del hígado. En
estos casos la mortalidad puede ser elevada. La infección crónica suele
ser asintomática hasta los estadios avanzados de la enfermedad. En
ocasiones el paciente puede presentar algunos síntomas inespecíficos
como cansancio o pérdida de apetito.
El diagnóstico de la hepatitis delta
se realiza con un análisis de sangre en el que el se determina la
presencia de infección por VHB (definida por la positividad del antígeno
de superficie) y de anticuerpos antidelta. La replicación activa del
VHD puede determinarse por técnicas de reacción en cadena de la
polimerasa (PCR). En algún caso el especialista puede proponer
adicionalmente la realización de una biopsia hepática (examen
microscópico de un fragmento de hígado que se obtiene mediante punción).
Tratamiento
Hoy en día el único tratamiento aprobado
para la hepatitis delta es el interferón alfa, aunque muy rara vez es
capaz de erradicar la infección y es frecuente que aparezcan recaídas al
suspender el tratamiento. Sin embargo, la lesión hepática puede mejorar
y favorecer una mejor evolución de la enfermedad. La dosis de
interferón utilizada es la de 9 millones de unidades tres veces por
semana al menos durante un año. En la actualidad se están realizando
estudios con interferón pegilado, que tiene mayor eficacia y se
administra una única vez por semana. Durante el tratamiento pueden
aparecer efectos secundarios como un cuadro gripal, alteración del
estado de ánimo, disminución del número de leucocitos y plaquetas,
insomnio, dolores musculares, etc.
Existen estudios en fase dos con un
inhibidor oral de la transferasa de farnesil, una enzima implicada en la
modificación de proteínas mediante un proceso llamado prenilación. El
VHD utiliza este proceso de célula anfitriona dentro de las células del
hígado para completar un paso clave en su ciclo de vida. Este fármaco
inhibe el paso de prenilación de la replicación del VHD dentro de las
células hepáticas y bloquea el ciclo de vida del virus en la fase de
ensamblaje.
El trasplante hepático
puede ser necesario en casos de insuficiencia hepática aguda o en
pacientes con cirrosis muy avanzada que han experimentado
descompensaciones
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